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Residencia: CH-60, las napas subterráneas y el metalero Panquehue, Valparaíso - 2019 Residente: Josefa Micaela Ruiz Caballero
Publicado: 21 de diciembre de 2019
Las personas que viven aquí.

La residencia se va a la feria. Salimos a las ocho y media de la casa. Nos habían prestado el toldo, dos mesas, tres sillas y una máquina de escribir. Llevábamos hojas, lápices de colores y grafito, grabadora, audífonos, para escribir y registrar las historias, que  lxs panquehuinxs, quisieran llevar a la Feria de la Pirca.

 

Una semana antes, habíamos hecho convocatoria desde la radio, el cara a cara y volantes en la misma feria. Y no solamente contar o escribir historias o relatos, sino dibujos y dibujar, anécdotas, recetas de cocina, poesía, sabidurías, y todo lo posible que quisiera emerger.

 

Instalarse fue fácil. Estaba todo listo en la pequeña calle del sector. Como siempre en una feria hay de todo, desde incienso, un colador, hasta varios tipos de aceitunas y discos de Silvio Rodríguez.  Al lado nuestro estaba el coordinador de los feriantes y aliado Gustavo Leppe.

 

Hoy sábado, la concurrencia es menor que otras veces. Hay curiosos que se acercan y prefieren dejar sus contactos, algunos dicen que saben muchas historias, como la señora Elda, que nos dice que lo que sabe sería muy largo de contar, pero que ahora andaba de prisa. Qué sí la próxima semana estaríamos. O cuándo podríamos vernos. María, nos cuenta de una escuela de Kárate, en la comunidad.

 

Consuelo, de apenas dos años, quiere dibujar. Le sigue, Isidora. Después aparece Chienny, de 8 años y su prima Dominique, con la pregunta de cuánto costaba dibujar. Le siguen Gaspar, Agustina y Rocío de 4 años.

 

La gran sensación entre los niñas y los niños fue la máquina de escribir. Isidora después de dibujar, con el título La sociedad te juzga, quiso sentarse a teclear. Su papá, Danilo, le advertía que es igual que el teclado del computador.

 

Los adultos, más tímidos, llegan, preguntan, dudan y prefieren hablar en privado, o con más tiempo. Elda, María, Mario, Héctor, Marcia y Danilo, nos dejan sus teléfonos y prometen historias.

 

Isidora, escribió al inicio de su relato: …hace aproximadamente tres años llegué a vivir a esta comuna, donde me enamoré de la humildad y sencillez de la gente que vive aquí.

 

 

 

 

 

 

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