Estamos en la sede junto a Yenny, pasadas las 4 de la tarde, al rato se asoma Amanda de 6 años, ya arreglada para la ocasión. Al rato llega Valentina, de 8 años, con el pelo recogido con un moño-tomate, aros de perlas y un vestido. Joaquín y Cristóbal nos gritan que van al río y que ya vienen. Hay ambiente de día especial.
Vamos montando las fotos del proceso de la pandilla, proceso creativo y proceso del muro, disponemos un espacio para los bocetos del mural. Otro espacio para frutas, agua y polluellos, receta dulce de las hermanas del cruce.
Tenemos un parlante y música infantil. Yenny prepara un cartel para poner en el mural con lo que nos convoca hoy: la inauguración.
Son las 7 de la tarde, han llegado algunas mamás y abuelas, niñas y niños miran con atención sus fotos, Gastón identifica el primer día que estuvimos juntos, y recuerda: ese día nos portamos bien. Las fotos les refrescan la memoria, que cuando dibujamos en la cancha, que como era la pared antes, que ese día hice una flor.
Hacemos un llamado a la niñez y adultos a acompañarnos a jugar usando la calle. Una cuerda nos tiene en círculo, tizas de colores para distintos luches, hacemos un nudo humano, jugamos. Luego, vamos al mural, se aplaude a la poderosa infancia. Gracias por su trabajo. Se rompe el cartel y se da por inaugurado el hermoso mural, que contiene un pizarrón que también comienza su uso, tizas y dibujos infinitos.
Volvemos a la sede, se recorre la exposición del proceso. Los niños y niñas comentan informalmente sus experiencias. Hay música y tímido baile. Cada cuál se lleva unas fotos de recuerdo y nos despedimos hasta el 26 de marzo, día que volveremos a Panquehue a lanzar el libro del proceso de residencia, donde esta pandilla tendrá su capítulo.
Nos queda dando vueltas la baja asistencia adulta, ¿qué pasa con los adultos que no logran dimensionar lo importante que es lo que han hecho niños y niñas? El cómo cambió un espacio público, la perseverancia en el hacer juntos. Algunos niños demostraron su enojo al no llegar sus adultos, era un momento especial y la infancia con su sensibilidad abierta lo sabía. Esperemos que aparezcan otras formas de reconocimiento a lo que ha hecho esta pandilla, una señal de ello, fue una señora, que se acercó para preguntarnos ¿ustedes harían otro mural ahí en mi pandereta?